Ubicada en un entorno natural a las afueras de Manhattan, es una casa de campo que combina arquitectura sostenible y estrategias pasivas para ofrecer una experiencia de vida armónica y eficiente. Su estructura de madera aporta calidez y se integra con el paisaje, mientras que los amplios ventanales permiten una conexión constante con la naturaleza. 

La casa funciona completamente con electricidad generada por paneles solares, eliminando la necesidad de gas y reduciendo su impacto ambiental. Su diseño maximiza la luz natural y la ventilación cruzada, asegurando confort térmico durante todo el año.

A solo 18 minutos del tren suburbano y a dos horas de Manhattan, esta propiedad ofrece el equilibrio perfecto entre privacidad y accesibilidad. Además, la zona cuenta con granjas locales donde se pueden adquirir frutas, verduras y quesos artesanales, haciendo de esta casa un refugio ideal para quienes buscan una vida más sustentable y conectada con la naturaleza.